Ritmos de Dios, descanso para el alma - Segunda Parte

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El Sabático 

“Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová…” —Levítico 25:4

Un principio agrícola con implicaciones espirituales

El año sabático era una pausa ordenada por Dios para que la tierra descansara. Este principio agrícola contiene una sabiduría profunda: la tierra necesita reposar para recuperarse y producir mejor fruto. Cuando se siembra sin cesar, el suelo se empobrece. Pero al dejarlo en reposo ocurren procesos naturales de restauración: se regeneran los nutrientes, se interrumpen ciclos de plagas y enfermedades, y se fortalece la estructura del suelo, mejorando su capacidad para absorber agua y sostener nuevas semillas.

Un ritmo para el alma y el cuerpo

Este principio revela no solo un diseño para la agricultura, sino un ritmo espiritual para toda la vida: Dios nos creó con ciclos, no para correr sin fin. Cuando estos ritmos se ignoran, la salud física, mental, emocional y espiritual se deteriora, como lo vemos hoy en líderes y comunidades exhaustas. Pero al detenernos y entrar en un tiempo sabático más prolongado, recuperamos los nutrientes esenciales del alma. Rompemos ciclos de agotamiento y activismo.

 

Dios no solo nos llama a cuidar del fruto que damos, sino también del suelo que somos. El descanso sabático no es improductividad, es una inversión en nuestra salud integral. Era y es un acto de confianza radical en Él: dejar de sembrar, de cosechar, y permitir que tanto la tierra como las personas respiren.

 

 


¿Qué es un tiempo sabático prolongado?

Así como el Sabbat es un ritmo semanal, el sabático es un tiempo extendido de descanso, originalmente establecido cada siete años (Levítico 25). En ese tiempo, incluso la tierra dejaba de producir. Hoy, este principio puede aplicarse como un retiro de uno a tres meses, planificado intencionalmente para una renovación completa.

En entornos educativos, de liderazgo o ministeriales, este tipo de sabático puede ser provisto institucionalmente. Pero si no es así, también puede llevarse a cabo con planificación, ahorrando con propósito, delegando responsabilidades y preparando el terreno para una verdadera desconexión.

 


Nuestra experiencia personal

Ni mi esposo ni yo, crecimos con esta práctica. No era parte de “nuestra cultura ministerial”.

Cuando no se proveen los recursos, parece un desafío, pero no es imposible. Cuando cumplió 50 años, tomó su primer sabático ministerial. Fue desafiante, pero transformador. Yo también me uní. Nos desconectamos del trabajo y de las conversaciones relacionadas con el mismo. Disfrutamos el tiempo en familia y con amigos. Escuchamos a Dios de una manera diferente. Experimentamos su cuidado tierno y sustentador. Aprendimos que Dios no solo nos llama a servirle, sino también a descansar en Él. Fue refrescante y renovador.

 


Un sabático significativo debe incluir:

  • Desconexión real de las demandas y tareas habituales.
  • Restauración física: sueño, nutrición, ejercicio.
  • Espacio para contemplar, no producir.
  • Tiempo de escucha, lectura, oración y silencio.
  • Un plan integral que contemple cuerpo, alma y espíritu.

No se trata solo de detenernos, sino de hacerlo con propósito y preparación. Un sabático significativo no ocurre por accidente, requiere ser planificado antes, vivido con intención y asimilado después. Aquí te comparto cómo prepararte para que este tiempo de descanso sea verdaderamente transformador.

 


¿Cómo prepararte para un sabático?

Antes: sembrar intencionalmente

  • Ora y discierne cuándo y por qué necesitas un sabático.
  • Habla con tus líderes o comunidad y presenta la necesidad desde un enfoque pastoral y saludable.
  • Planifica con anticipación: organiza tus tareas, delega y capacita a quienes quedarán a cargo.
  • Ahorra recursos si no cuentas con apoyo financiero institucional.
  • Define un plan realista y flexible: ¿Qué áreas necesitas renovar? ¿Qué te gustaría hacer o evitar?

Durante: cultivar espacio para la renovación

  • Desconéctate de tus responsabilidades habituales, incluso mentalmente.
  • Establece un ritmo que combine descanso, reflexión, silencio, gozo y conexión con Dios.
  • Evita convertir el sabático en una lista de tareas. No estás “haciendo más”, estás “siendo restaurado”.
  • Permítete tiempo para simplemente estar, no para producir.
  • Rodéate de relaciones nutritivas y actividades que traigan vida.

Después: cosechar con gratitud

  • Toma tiempo para reflexionar qué aprendiste, qué te sanó, qué cambió en ti.
  • Agradece a Dios por haberte sostenido y hablado en el silencio, por su fidelidad y provisión en cada paso.
  • Escribe lo vivido, ora con gratitud, y haz memoria de su cuidado durante ese tiempo.
  • Vuelve con claridad renovada, límites saludables y una visión fresca.
  • Considera cómo lo aprendido puede bendecir a otros desde tu nuevo lugar de descanso interior.

 


Cuando el sabático completo no es posible

Uno de los mayores desafíos es que muchos pastores hoy son bi-vocacionales: tienen otro empleo además del ministerial. Para ellos, tomar un sabático completo puede parecer imposible. Tal vez la iglesia lo permite, pero no el otro trabajo. ¿Qué hacer entonces?

Una opción viable es transformar el tiempo de vacaciones en un mini sabático. Separar vacaciones del trabajo y apartar parte de ese tiempo para descansar con propósito. Lo esencial es detenerse, no producir. Descansar tanto del trabajo pago como del no pago. Desconectarse de redes sociales, delegar tareas, apagar notificaciones. No llenarse de actividades.

La opción del mini sabático puede ser el comienzo de este camino hacia este tiempo de renovación y recuperación tan necesario.

 


El sabático como acto de fe

Tomar un sabático no es perder el tiempo. Es sembrar en profundidad para una cosecha futura más saludable. Es reconocer que no todo depende de nosotros, y que podemos confiar en Aquel que sostiene todas las cosas, incluso cuando no estamos "produciendo".

El sabático prolongado es, como el Sabbat semanal, una señal del Reino de Dios: un ritmo de gracia que forma, sana y renueva. Es volver a decir con la vida entera: “Tú eres mi pastor, nada me faltará… en lugares de delicados pastos me harás descansar.” (Salmo 23)

 

Una invitación final

Si nunca lo has practicado, comienza a orar y a planearlo. Tal vez no puedas tomar un sabático completo ahora, pero puedes empezar con pasos pequeños: una semana o unos días muy intencionales. El descanso no es un lujo ni un premio: es una necesidad espiritual. Planéalo, búscalo, atrévete a experimentarlo.

 

 

 


Preguntas para reflexión:

  •   ¿Qué agotamiento emocional o espiritual podría sanar con un sabático?
  •   ¿Qué temores me impiden pensar qué puedo detenerme?
  •   ¿Qué pasos pequeños puedo dar para preparar un tiempo sabático en el futuro?
  • ¿Cómo puedo acompañar a otros en esta práctica, desde mi rol pastoral?

 


Recursos

Scazzero, Peter (2016). El líder emocionalmente sano. Editorial Vida.
Ortberg, John (2021). Elimina la prisa de tu vida. Penguin Random House.
Muthiah, Rob (2015). The Sabbath Experiment. Cascade Books.
Swoboda, A. J. (2018). Subversive Sabbath: The Surprising Power of Rest in a Nonstop World. Brazos Press.
Villodas, Rich (2020). The Deeply Formed Life. Waterbrook, Random House.
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Monica Prieto

Mónica Prieto ha servido en el ministerio pastoral por más de 30 años. Es Consejera Pastoral Certificada y Coach en Nutrición y Salud. Lidera junto a su esposo, Daniel, Conexión Pastoral, un ministerio a través del cual promueven la salud y el bienestar del pastor, su familia y ministerio. Invierte gran parte de su tiempo aconsejando y mentoreando a hombres y mujeres que están en el ministerio. Mónica tiene una Licenciatura en Ministerio Cristiano y además en Psicología: Consejería Cristiana y Coaching de Vida, Master en Psicología Clínica y de la Salud. Mónica y Daniel han estado casados por 34 años y tienen cuatro hijas, Melisa, Julieta, Paula y Victoria. Le apasiona hablar sobre los temas de salud integral, familia. Hogareña de corazón, ama caminar, disfrutar el paisaje, escribir y pintar.

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