Matrimonios pastorales saludables: Parte 4 - Cultivar una buena comunicación
Los matrimonios que servimos a Dios también necesitamos crecer en la comunicación.
En todos los programas de matrimonio que desarrollamos en las iglesias que pastoreamos, la comunicación es la protagonista, si hiciéramos una encuesta a nuestros miembros sobre qué temas les gustaría conversar en las reuniones de matrimonios sin duda resaltaría nuevamente la estrella llamada “comunicación”.
En este artículo, que es parte de una serie que hemos estado publicando sobre las claves para desarrollar un Matrimonio Pastoral Saludable (ver otros artículos), veremos lo imprescindible de una comunicación sana, y algunos consejos para poder crecer en este aspecto.
Fallas comunes en la comunicación
La comunicación en la pareja tiene varios elementos importantes, por ejemplo, los diferentes niveles de comunicación: el nivel más básico o superficial, el intermedio y el más profundo.
La mayoría de las parejas confiesan que les es muy difícil llegar a un nivel profundo en su comunicación.
Entre los factores principales, está el exceso de trabajo:
“al llegar a casa estamos tan cansados que solo queremos descansar y enmudecemos”.
Y allí es donde comienzan los conflictos, porque por ejemplo, ella le reprocha:
“Tienes tiempo para conversar con todos en la iglesia, escuchar todos los problemas o necesidades de la gente y para mí no hay tiempo, ni paciencia”.
Pero ¿cómo podemos solucionar esto?
Existen diversas ideas para mejorar la calidad del tiempo compartido en el matrimonio y trabajar en las dificultades que se han acumulado con el paso del tiempo.
A continuación te menciono algunas ideas prácticas:
Crear el espacio
Tener un tiempo en la semana donde pueden ser muy proactivos en crear espacios de comunicación que toquen temas de forma más profunda.
No me refiero a hablar de los problemas de la gente o de los hijos solamente, sino un tiempo que sea para ustedes, para conversar de sus sentimientos, de sus temores, de aquello que realmente necesitan traer a la mesa.
Una caminata, un tiempo a solas en el sillón, un café juntos en la mañana, cada pareja es diferente y tiene dinámicas diferentes lo importante es encontrar el momento.
Cultivar con dedicación y constancia
Personalmente, me gusta decir que se trata de cultivar una buena comunicación, porque cultivar conlleva dedicación y constancia. Es como cultivar una planta, no podemos prestarle atención un día y olvidarla por un mes, si ese es el caso, la planta no sobrevivirá.
Comunicar con sabiduría
También debemos ser sabios sobre cuándo y cómo hablarle al otro, porque te aseguro que si llegamos de la iglesia el domingo y elegimos ese preciso momento para conversar vamos a salir frustrados porque no vamos a llegar lejos.
Un proverbio que nos enseña de manera sabia cómo reaccionar y comunicarnos se encuentra en el capítulo 15, versículo 1, y dice:
“La respuesta amable calma la ira; la respuesta grosera aumenta el enojo”.
El pasaje nos impulsa a elegir cuidadosamente nuestras palabras y tono, buscando siempre calmar la ira y evitar aumentar el enojo.
Al hacerlo habilitamos una posible conservación donde cada uno pueda expresarse y ser validado por el otro, pero si no cuidamos nuestra forma de expresarnos, podemos bloquear todo tipo de diálogo que lleve a un consenso, unión e incluso a sanidad de heridas pasadas y presentes.
Y por eso...
La forma en que nos comunicamos puede marcar la diferencia en la resolución de conflictos y en la construcción de un matrimonio sólido y armonioso.
En Conexión Pastoral anhelamos que los matrimonios pastorales y en liderazgo sepan que existe y es posible una forma sana y saludable de relacionarse y enfrentar todos los desafíos que implica el ministerio, por eso si actualmente no estás viviendo esta realidad y te gustaría que tu matrimonio crezca en este aspecto, te invitamos a que seas parte de nuestras Mentorías personalizadas para matrimonios, donde trabajamos juntos en las formas y asperezas que hoy no les permiten estar en sintonía y comunicarse de forma sana y profunda.