Las 7 razones de por qué nos congregamos como iglesia
Pensando en la iglesia y todos los cambios súbitos que está viviendo y que ha tenido que mudarse temporalmente del edificio a las redes sociales, me surge esta pregunta del encabezado. También, ¿puede mantener la iglesia su autenticidad funcionando fuera de lo tradicional? ¿Pueden los pastores y líderes hacer la transición de la iglesia y ser flexibles para que pueda seguir cumpliendo su función, su propósito y sus metas?
Si todo ha de hacerse (por el momento y me parece que, por un buen rato) desde las trincheras de casa, vuelvo a inquirir: ¿Es real la iglesia virtual? En parte la iglesia como concepto debe reunirse, no cabe duda de eso, la incógnita ahora es cómo y cuándo. En el libro de Hechos, el patrón era y sigue siendo “en el templo” y “en las casas”. Cuando se intensificó la persecución pues quedaron “en las casas”.
En estos meses y los que vienen, la iglesia pasa por una especie de persecución: el virus que acecha no nos permite congregarnos de la manera tradicional, todos en un solo lugar físico.
¿Qué hacer? Pues congregarnos “virtualmente”.
Según el diccionario, Virtual significa
“que tiene virtud para producir efecto, aunque no lo produce de presente”. “En oposición a efectivo o real. Que tiene existencia aparente y no real (imagen, realidad)”.
Ahora impera por obligación el “encuentro en vivo” por internet o el acuñado “Facebook Live”. Somos la Iglesia Facebook. En estos últimos días se han roto los récords de la cantidad de personas “reunidas” por internet y en algunos casos se llegó a la saturación cibernética.
Es todo un replanteamiento de cómo “seremos” y “haremos” iglesia. En los últimos años muchas iglesias aquí en los Estados Unidos, en especial las mega iglesias pudientes, han estado trasmitiendo los cultos “virtuales” en sus iglesias “satélites” (aparte de las redes sociales). En pocos casos lo han hecho en vivo (considerando zonas de horarios diferentes si están en otros estados o países). En otros, ha sido virtual pues el mensaje que ven los feligreses en una pantalla es el predicador en tamaño real que pareciera que está ahí presente, pero se trata del mensaje de la semana anterior. No es en directo, o sea, el mensaje, el ambiente, los chistes, los aplausos, los amenes y aleluyas ya tienen una semana de existencia. En otras palabras, eran viejos y no del momento o espontáneos. Los que aplaudieron en la grabación de ese momento lo hicieron ya por los que lo verían una semana después pues estarían aplaudiendo y aprobando algo que dijo el orador que no está ahí presente y no puede interactuar con ellos ni retroalimentarse (reglas básicas de homilética).
Me refiero que la “experiencia corporativa” es o debe ser en el momento, vivirla en el momento, que sea fresco y no enlatado. Tratar de duplicarla o clonarla en otro momento llega a ser nada más que virtual.
Tratar de duplicarla o clonarla en otro momento llega a ser nada más que virtual.
Sin duda produce un efecto, pero no como si fuera en tiempo real, en el momento de vivirlo. Disfruto los partidos de futbol soccer en la tele, en vivo y en directo, pero cuando he estado en el estadio con el resto de los treinta mil fanáticos, la experiencia es única, inigualable.
Los cultos o servicios virtuales pueden ser un golazo, pero necesito entender que son por un tiempo o para cuando esté enfermo y tengo que quedarme en casa o incluso cuando esté viajando.
Creo que la iglesia que tiene que reunirse de forma virtual ahora puede ser una experiencia real. Es real cuando se hace en vivo, sin filtros, ni efectos, ni ningún elemento que detectemos lo haga “artificial”, o sea, tratar de duplicar o replicar la experiencia cuando nos reunimos físicamente. No es lo mismo ni es igual. No forcemos algo que no puede ser. No entraré en detalles, pues eso lo dejo a la discreción, creatividad y transparencia de cada uno que conduce un culto a la “Facebook Live”. Si daré la sugerencia que si todos estamos en casa pues trasmite también desde casa, cómodo, sencillo, tal como uno está en casa, aunque de la cintura para abajo con los pantalones del pijama (que no se ve en cámara) y de la cintura para arriba formal con corbata y saco mientras que otros con camisa de sport. Eso, creo que nos “conecta” más.
No dejamos de ser la iglesia, el cuerpo de Cristo, aunque estemos confinados en nuestras casas. Nuestra unidad es espiritual, es real y quien la hace posible es el Espíritu Santo, Dios mismo. No me gusta usar esta palabra, pero es una experiencia mística en que no la puedo explicar, pero sí vivirla. No es extraña porque es por fe y la Biblia declara en palabras de la Cabeza de la iglesia: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20 énfasis añadido)
¿Ese “congregados” se limita a estar físicamente todos en un solo lugar a la misma vez?
¿Ese “congregados” se limita a estar físicamente todos en un solo lugar a la misma vez?, o ¿podemos estar todos “congregados” a la misma vez estando en diferentes lugares? Creo que sí, porque la unidad y dimensión del Espíritu y todo lo que ocurre en la dinámica de “congregarnos” depende de Dios.
Veamos este versículo de nuevo y más de cerca:
- “Porque…” – la razón y explicación de esto es…
- “donde…” – lugar(es), y ¿dónde es dónde? Punto de encuentro físico y geográfico.
- “dos o tres…” – ¿requisito? Mas de uno. Tiene que haber testigos de ese hecho, de ese momento. La evidencia del encuentro es el testimonio de dos o tres (regla básica de jurisprudencia).
- “congregados…” – ¿Se limita esto a lo físico solamente?
- “en mi nombre…” – ¿Qué hay en un nombre, sobre todo en el nombre de Jesús? ¡Mucho! Colosenses 3:17 dice “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús” Y Filipenses 2:10-11 nos recuerda “…para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla…y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor”.
- “allí…” – lugar(es) ¿Dónde es “allí”? ¿Dónde puede ser “allí”? Bien puede ser también el sitio en internet “elnombredetuiglesia.com” o Facebook. Pudiera ser un punto de encuentro virtual. Puede ser una conexión cibernética.
- “estoy yo…” Esto me sugiere: Su presencia, Su persona y Su palabra. Esta es la razón y el propósito principal de congregarnos real o virtualmente, que Él esté presente. Solo Dios puede dar esta garantía porque él puede estar en muchos lugares a la misma vez.
- “en medio de ellos” – Él debe estar siempre en el centro: centro de devoción, atención, adoración, oración y reflexión. Cuando Dios está “en medio” ocurren cosas maravillosas:
“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.”
Sofonías 3:17:
“Realidad real” vs realidad virtual
Aunque nos reunamos virtualmente, la experiencia de la comunión espiritual de la iglesia “en línea” seguirá siendo una “realidad real” y no virtual.
Los cultos o reuniones en línea, en vivo, no son una ilusión ni montaje prefabricado; el Dios vivo, real, se hace presente diciéndonos “allí estoy yo si dos o tres de ustedes lo hacen en mi nombre donde quiera que estén poniéndose de acuerdo y poniéndome en medio siendo una experiencia transformadora”.
Cuando podamos congregarnos físicamente y regresemos de nuevo al lugar de reunión, no nos olvidemos de esta exhortación y recordatorio, si acaso se nos olvida:
Hebreos 10:25 nos exhorta:
“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Siete razones sencillas de por qué nos congregamos como iglesia:
- Porque hay un compromiso: cuando nos decidimos ser parte de la iglesia local, dijimos “cuenta conmigo”.
- Porque hay lealtad: una y otra vez. Soy leal, fiel a ese cuerpo de creyentes local. Regresaré una y otra vez.
- Porque hay un sentido de pertenencia: somos ovejas de Su prado. Pertenezco a Su rebaño que tiene esa expresión local.
- Porque las ascuas se mantienen ardiendo solo cuando están unidas: el fuego de tu Espíritu nos mantiene ardiendo y alumbrando para Cristo.
- Porque tenemos el mismo propósito y razón de ser: en la misma onda y canal (canalizados). Los gigantescos árboles secuoyas se mantienen firmes y robustos porque están entrelazados en sus raíces y se aguantan los unos a los otros.
- Porque amo a los que conozco y los veo: “Dime con quién andas, y te diré quién eres”. Nos necesitamos unos a otros. Necesito esa cercanía y proximidad.
- Porque Cristo viene a buscar su rebaño que está en su majada y no está disperso.
Ahí dice “exhortándonos”, y me da la idea o permiso de darnos codazos virtuales unos a otros para llamarnos la atención en amor. Porque Dios no nos deja o abandona, nosotros tampoco dejaremos de congregarnos.
Cuando nos reunimos en línea o virtualmente nos acercamos a Dios, al monte virtual, más bien el monte espiritual donde está Él junto a todos los santos.
Ver Hebreos 12:18, 22-24:
“Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar… sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles… a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios…a Jesús el Mediador del nuevo pacto…”
¡CASI NADA! ¡No estamos solos!
La dimensión física de la comunión de los santos y esa proximidad como requisito para ser y hacer lo que es la iglesia es necesaria y real. Hablando de aquel día se acerca: La segunda venida de Cristo no será virtual, sino real. La Biblia dice que todo ojo le verá; me parece que Dios pudiera echar mano fácilmente de la tecnología para hacer que todo el mundo vea y presencie esto en tiempo real. Mientras tanto, seamos la iglesia real en medio de un mundo virtual.