Matrimonios pastorales saludables: Parte 3 - ser un equipo

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¿Cómo podemos celebrar y apreciar las diferencias en nuestro matrimonio, reconociendo que nuestras individualidades nos enriquecen y nos ayudan a crecer como equipo?

Si bien reconocemos que el llamado de Dios es personal y que cada uno tiene dones y talentos únicos para servir de acuerdo a ellos, entendemos también que un matrimonio está compuesto por dos personas que sirven juntas y se complementan.

En nuestro blog, estamos dedicando una serie de artículos sobre Matrimonios Pastorales Saludables, explorando aspectos fundamentales que contribuyen a fortalecer la salud en la relación matrimonial pastoral.

Lee la parte II:  Matrimonios pastorales saludables: Parte 2 - crecimiento constante

En este tercer punto, me gustaría hablar acerca de la importancia de aprender a servir como un equipo que se nutre de los dones y talentos del otro, complementándose mutuamente.

Servir juntos a Dios es una decisión de los dos, no de uno.

Probablemente alguno de los dos dedique más horas al ministerio público, porque quizá es el pastor o pastora que lidera la iglesia, sin embargo, aunque así sea, los dos son un equipo. 
He escuchado tantas veces decir a las parejas “es que somos tan diferentes, no sé si algún día vamos a poder llegar a pensar igual”.

La idea no es llegar a pensar igual, justamente esa diferencia, eso que cada uno de los dos tiene tan distinto, es lo que los complementa. En el matrimonio ese complemento es lo que los hace ser el mejor equipo.


Otro de los desafíos que tenemos los matrimonios que servimos al Señor es aprender a servir de acuerdo con la identidad ministerial de cada uno y cómo esas identidades sirven juntas a Dios.

Sabiendo que hay cinco identidades ministeriales (Efesios 4:11): apóstol, pastor, evangelista, profeta y maestro, los cónyuges que tienen por lo menos una de las 5 identidades, deben aprender a trabajar juntos, por ejemplo, el pastor (esposo) con la maestra o la evangelista (esposa), y entender cómo se complementan.

Los dos juntos son la mejor expresión de lo que Dios los llamó a ser, sin competencias o sin que sólo sea uno de los dos el que brille. Y con esto no quiero decir que los dos deben estar ocupando el rol de liderazgo o los dos ser pastores que predican o enseñan, sino cada uno sirviendo de acuerdo con sus dones, ministerio o llamado.

Probablemente en algunos matrimonios ambos sean muy activos en la iglesia y en otros casos, uno de los cónyuges esté más involucrado en el rol pastoral mientras el otro sirve fuertemente en el hogar. De esa manera también son equipo, están sirviendo juntos, apoyándose el uno al otro, acompañándose, animándose.

Aprender a ser equipo, es trabajar los dos para el mismo lado, ya no es más lo mío y lo tuyo, ni yo primero y después yo también, sino que ahora es lo “nuestro”, nuestra casa, nuestra vida juntos, nuestra familia, nuestros deseos, nuestras finanzas, nuestras metas, nuestras deudas, nuestros problemas, nuestro ministerio.

No es “te metiste en el lío tú solo, ahora arréglatelas como puedas, no cuentes conmigo.” Se trata de abandonar esa actitud individualista y aprender a caminar juntos como equipo, brindándonos mutuamente apoyo y comprometiéndonos a resolver los desafíos que se presenten en el camino.

El llamado a ser un equipo en el matrimonio pastoral se alinea perfectamente con el profundo mensaje que encontramos en la Biblia. Como se nos enseña en 1 Corintios 13:4-7:

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta”.


Que este versículo nos inspire a ser un equipo comprometido, que se alegra en la verdad, se perdona y que espera lo mejor el uno para el otro, pero que también esté dispuesto a soportar los desafíos y dificultades que se presenten, juntos, con fortaleza y perseverancia.


Si como pareja han notado que están enfrentando ciertas dificultades o fricciones que surgen debido al manejo de las responsabilidades de liderar una comunidad de fe, quiero que sepan que no están solos. Es más común de lo que imaginan.

En Conexión Pastoral, nos dedicamos a brindar herramientas y ofrecer espacios de reflexión y sanidad para los matrimonios pastorales.

En los últimos meses, hemos estado llevando a cabo las Noches de Mentoría, donde hemos abordado el tema de "Matrimonios en liderazgo emocionalmente sanos". Si desean ver las grabaciones de esas sesiones, pueden encontrarlas haciendo clíck en ver grabaciones.

Sin embargo, entendemos que puede ser necesario un espacio personalizado para buscar sanidad u orientación, por eso les animamos a hacer una primer sesión gratis con la pastora Mónica Prieto haciendo Click Aquí o bien recibir 3 sesiones de mentoría para el matrimonio en específico, donde trabajamos la relación matrimonial, la comunicación en el matrimonio y el conflicto y manejo de la ira, haciendo Click Aquí.

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Monica Prieto

Mónica Prieto ha servido en el ministerio pastoral por más de 30 años. Es Consejera Pastoral Certificada y Coach en Nutrición y Salud. Lidera junto a su esposo, Daniel, Conexión Pastoral, un ministerio a través del cual promueven la salud y el bienestar del pastor, su familia y ministerio. Invierte gran parte de su tiempo aconsejando y mentoreando a hombres y mujeres que están en el ministerio. Mónica tiene una Licenciatura en Ministerio Cristiano y además en Psicología: Consejería Cristiana y Coaching de Vida, actualmente está cursando su Maestría en Psicología Clínica y de la Salud. Mónica y Daniel han estado casados por 34 años y tienen cuatro hijas, Melisa, Julieta, Paula y Victoria. Le apasiona hablar sobre los temas de salud integral, familia. Hogareña de corazón, ama caminar, disfrutar el paisaje, escribir y pintar.

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