¿Cómo se inicia un diálogo saludable cuando nuestra cultura no entiende mucho la diferencia entre un diálogo y una orden?
Iniciar un diálogo saludable en un entorno donde la cultura tiende a confundir el diálogo con una orden puede ser todo un desafío.
En muchos casos, nuestros equipos y grupos de trabajo funcionan con sistemas operativos anticuados que no están preparados para la dinámica del diálogo y la toma de decisiones colaborativas. Como líderes, a menudo nos encontramos en la encrucijada de querer implementar cambios significativos mientras luchamos contra la resistencia arraigada en las estructuras tradicionales de liderazgo.
Por lo tanto, antes de introducir una nueva dimensión en tu liderazgo con un enfoque en el diálogo y la toma de decisiones conjuntas, quizás sea necesario iniciar abordando la necesidad de que el grupo realice ajustes en su sistema operativo.
Antes de decir: "Vamos a dialogar juntos para tomar decisiones", tal vez debas trabajar con ellos en este tipo de conversaciones y ayudarles a comprender el valor de ello.
Quizás el problema no sea simplemente que el grupo esté esperando órdenes. Como líder, podría ser necesario discernir si el grupo con el que estás trabajando tiene problemas de autoestima.
En tal caso, debes ayudarles a creer que Dios les habla, que Dios puede usarlos, y que poseen dones y talentos únicos. Debes guiarlos para que descubran su identidad en Dios. Antes de intentar liderar y tomar decisiones en conjunto, ellos deben empezar a creer en quiénes son en Dios y cuál es su valor en esto.
A veces, uno se emociona con la idea de implementar cambios, pero se desanima cuando el cambio puede llevar años...
Dar tiempo para procesar
En tales circunstancias, como líder, uno debe equilibrar la urgencia por el cambio, con la necesidad de dar tiempo a las personas para que cambien y encuentren la transformación que proviene del Espíritu Santo y aprender a guiarlos y a permitir que entren en los espacios donde ellos confronten ideas.
Claro, considera, por ejemplo, que si observamos a Jesús con los discípulos, resulta intrigante porque en ciertas ocasiones te das cuenta de que Jesús les permitía situaciones que desafiaban la manera en que ellos solían ver las cosas.
Por ejemplo, el episodio de Judas con la mujer que rompió el perfume, el momento en que Pedro cortó la oreja en una situación de crisis, o cuando los discípulos intentaban ministrar y a veces regresaban con dificultades.
Había ocasiones en las que Jesús permitía que ocurrieran cosas, incluso si implicaba que los discípulos no tuvieran éxito en lo que estaban haciendo. Sin embargo, estos momentos ofrecían la oportunidad de confrontar y cambiar un paradigma, señalando que ahí es donde debían enfocarse.
Debemos provocar momentos que ayuden a aquellos que trabajan con nosotros en el equipo a comprender la necesidad de cambios y, al mismo tiempo, ayudar a su crecimiento y autoestima en el Señor, reconociendo su inmenso valor y su capacidad para contribuir significativamente.
Lo más importante es el amor
12 Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. 13 Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. 14 Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. 15 Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos.
Colosenses 2:12-15 NTV
Pablo en Colosenses nos anima a "vestirnos de amor", para que realmente el diálogo pueda emerger entre nosotros, permitiéndonos relacionarnos y vincularnos a través del amor, como también se menciona en primera de Juan, donde se afirma que el perfecto amor elimina el temor. En el versículo 18, se destaca que si experimentamos miedo, es porque tememos al castigo.
Es clave comprender que el diálogo no se trata solo de un ejercicio gerencial, sino de un espacio en nuestra comunidad de líderes o equipo de trabajo donde cada uno busca su mejor expresión en el Señor , y mi responsabilidad como líder es amarlos de esa forma.
Incomodidad que edifica
Sin embargo, quiero enfatizar algo importante. A veces, un líder no permite este tipo de diálogo porque el amor no siempre implica comodidad.
A menudo, damos por sentado que el amor implica comodidad, pero la realidad es que el amor auténtico a veces puede resultar incómodo.
Por ejemplo, cuando mi esposa me ama, es probable que me desafíe con sus opiniones, cuestione mi punto de vista y me confronte cuando me acomodo en algo que no está bien. Sin embargo, esta incomodidad es una manifestación del verdadero amor, dónde estamos dispuestos a enfrentarla sin temor, sabiendo que el otro nos incomoda con la intención de amarnos, respetarnos y edificarnos mutuamente. En este contexto, ninguna opinión se percibe como un ataque personal, sino como una contribución al crecimiento y la comprensión mutuos.
Estamos juntos en este proceso de crecimiento, ya sea al construir algo en la iglesia, al finalizar un evento, al concluir el servicio del domingo o incluso cuando plantamos una iglesia. Y al terminar cualquier situación, ¿qué es lo que realmente perdura? Son las personas, es cómo hemos profundizado en nuestro conocimiento del Señor y cómo hemos crecido.
Si he compartido 15 años de servicio con alguien y luego me toca partir hacia otro lugar, lo que me llevo conmigo es la forma en que esa persona me ha bendecido, edificado y contribuido a lo largo del tiempo, y cómo yo también he contribuido a su vida.
Todo lo demás queda en el pasado; el viento se lo lleva, las iglesias pueden cerrar, los templos pueden desaparecer, pero la relación entre las personas perdura por la eternidad.
En nuestra jornada en la vida, y particularmente en nuestra jornada de ministerio y liderazgo junto a otros necesitamos ese amor ágape, ese amor que está dispuesto a enfrentar la incomodidad para edificarnos. Que nuestro liderazgo de diálogo sea la expresión del amor de Dios entre nosotros, que nos une para que el mundo crea que Dios les ama redentivamente.
Este artículo es un extracto de nuestro eBook titulado "Redimiendo el Diálogo en el Liderazgo'" que proviene directamente de nuestro Episodio P22 del podcast "Conexión Pastoral", presentado por Daniel Prieto y Charly García.
Si has disfrutado de esta lectura, a continuación podrás acceder al contenido completo.