Acompañamiento en la vida ministerial: una urgencia que no podemos ignorar
“Mejores son dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro; pero ¡ay del que cae y no tiene quien lo levante!” — Eclesiastés 4:9-10
Querido pastor, líder, siervo de Dios:
Aquellos que somos llamados, estamos en el ministerio porque nuestra vida carecería de sentido si no es sirviendo a Dios, sirviendo a Su iglesia y a Su proyecto redentor. Y eso hace que tengamos un impulso natural a servir, a liderar, a comprometernos con la edificación y el cuidado de los demás en la comunidad de fe.
Pero, ¿qué sucede cuando ese impulso se convierte en un camino solitario?
Hoy, más que nunca, pastores y líderes de la iglesia experimentan una carencia profunda de acompañamiento: en su vida personal, en la crianza de sus hijos, en su formación y desarrollo, y en la práctica pastoral misma.
En el ministerio, acompañar y ser acompañado no es un lujo: es una necesidad vital.
Los datos lo confirman: No estás solo en sentirte así
Sabemos que esta no es solo una percepción; los números nos lo demuestra:
- Una investigación reciente de Lifeway Research señala que alrededor de dos de cada tres pastores reconocen que necesitan dedicar más tiempo a la amistad y al compañerismo.
- Otro estudio reciente de Barna Group reveló que el 65 % de los pastores declararon sentirse “a veces” o “frecuentemente” solos o aislados en los últimos tres meses, frente al 42 % que lo declaraba en 2015.
- El mismo estudio indica que solo 22 % de los pastores reciben regularmente apoyo espiritual por medio de redes de pares o mentores varias veces al mes, frente a 37 % en 2015.
- Además, 43 % de los pastores indican que la soledad o el aislamiento fue uno de los factores al considerar dejar el ministerio.
En cuanto al hogar pastoral: Los datos señalan que muchos pastores estiman que su familia se afecta negativamente por el ministerio: estudios indican que 80 % de los ministros sienten que su ministerio tiene un efecto negativo en su familia.
En la formación: En una investigación titulada “Lifelong Learning Needs of Methodist Preachers: A Quantitative Assessment” (2025) se halló que muchos ministros reconocen la necesidad de “tiempo adicional para aprendizaje”, colaboración con oyentes, retroalimentación entre colegas — es decir, demanda de entornos de aprendizaje continuo y comunitario para la práctica pastoral.
Este problema no es simplemente emocional: es tanto espiritual como estructural. Cuando no hay acompañamiento, la vida ministerial y la práctica pastoral se transforman en una carga, cuando deberían ser fuente de gozo, crecimiento, comunidad y testimonio.
Y no hablamos solo del trabajo pastoral: la crianza de los hijos, la formación personal y la responsabilidad de una práctica pastoral sólida añaden capas de desafío. Sin un acompañamiento adecuado, estas dimensiones pueden conducir al desgaste, a la desconexión o incluso al abandono del llamado.
Tres dimensiones de la vida en el ministerio donde Conexión Pastoral puede proveerte acompañamiento
En Conexión Pastoral, queremos caminar contigo y ofrecerte un lugar seguro:
1. Acompañamiento en la vida y en la crianza: Somos Hogar
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La familia es el primer ministerio, y la crianza de nuestros hijos es un acto pastoral. Muchos pastores confiesan sentirse divididos entre servir a la iglesia y cuidar a sus hijos. Pero no debe haber tensión entre ambas vocaciones: cuando aprendemos a vivir acompañados, descubrimos que es perfectamente posible cuidar la familia mientras pastoreamos la congregación.
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Cuando un pastor lidera una iglesia y al mismo tiempo asume la formación de sus hijos, surge un doble desafío: estar presente en la casa y en la congregación. Si no hay comunidad de acompañamiento, ese equilibrio se vuelve frágil.
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Somos Hogar acompaña a padres que están en el pastorado a redescubrir el hogar como el primer espacio de discipulado, donde la fe se transmite con amor, conversación y ejemplo. No se trata de obtener hogares perfectos, sino de vivir familias acompañadas en su caminar espiritual.
2. Acompañamiento en la formación y desarrollo: Escuela de Formación Pastoral (EFP)
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Todo ministro necesita un lugar donde crecer, reflexionar y renovar su llamado. La EFP fue creada para eso: para acompañar procesos de transformación integral y salud vivencial, donde el conocimiento se une con la vivencia, y la teología con la integridad de la vida.
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En la EFP, el acompañamiento no es meramente académico: es profundamente pastoral y humano. A través de mentores y una comunidad segura, los pastores y líderes aprenden a cultivar sabiduría, inteligencia y pericia en su práctica pastoral.
3. Acompañamiento en la Práctica Pastoral: Mateo 21:16
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Los niños no son “mini-adultos”. La pastoral de la niñez demanda espacio, herramientas, sensibilidad, comunidad. Y los líderes de ministerios infantiles requieren un acompañamiento específico que les permita ser eficaces y saludables.
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En M21:16, quienes lideran la pastoral de la niñez en sus iglesias caminan acompañados para desarrollar una pastoral infantil donde los niños aprenden a escuchar la voz de Dios, a orar, a servir y a crecer espiritualmente dentro de una comunidad que los mira, los incluye y los guía.
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Una práctica pastoral de la niñez acompañada no solo cuida a sus líderes, sino que forma una generación de niños acompañados en su fe. Porque lo que hoy se acompaña con sabiduría, mañana se multiplicará con vida.
Un Llamado a Decidir Caminar Acompañado
En Conexión Pastoral creemos firmemente que no tienes que caminar solo. Y por eso ofrecemos expresiones de acompañamiento que responden a las diferentes dimensiones de la vida ministerial.
Estos programas no son simplemente cursos o talleres. Son ecosistemas de acompañamiento intencional, diseñados para que el pastor y líder ministerial no esté solo ante los desafíos de la vida, la crianza, la formación y la práctica.
Si estás sintiendo que el peso es mucho, que las decisiones son muchas y el camino se vuelve solitario, te invito a tomar una decisión: no seguir como hasta ahora. Acepta el acompañamiento como parte del camino. Reconoce que tu impacto ministerial será más fructífero y sostenible si caminas acompañado.
Este año y los que vienen, podemos caminar juntos. Y cuando lo hacemos, la misión se vuelve más ligera, el ministerio más saludable y el Reino más cercano.
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