¿Quiénes somos?

Creemos que la iglesia local es la parte visible del cuerpo de Cristo en una ciudad, y como consecuencia es responsable de ser el punto de encuentro entre el individuo y Dios. Creemos que la iglesia local es el lugar donde los creyentes se congregan para adorar y servir a Dios, proclamando el evangelio de Jesucristo a los perdidos, edificando a los que han creído, y entrenando a los que son llamados para el ministerio.

Creemos que la vida y el ministerio de la iglesia debe realizarse en equipo, brindándole a la iglesia la salud para ser protagonista del plan de Dios.

Creemos que el entrenamiento bíblico-práctico para los diferentes ministerios de las iglesias locales es algo necesario para la salud de la iglesia local y de sus miembros.

Creemos que Dios da pastores a las congregaciones y a las ciudades y no una congregación o una ciudad al pastor, por ende los pastores deben pastorear, no como dueños de la iglesia, sino como responsables sabiendo que un día daremos cuenta de la tarea encomendada por el dueño y Señor de la Iglesia, nuestro Redentor Jesucristo.

Creemos que el pastor debe ser una persona según el corazón de Dios, cuyo fruto primario en su vida y ministerio deben ser carácter del Espíritu, el gobierno correcto de su casa, la fidelidad a la voluntad de Dios, y una conducta íntegra confiando en el cuidado de Dios para su vida, familia y ministerio.

Creemos que la pastoral en la iglesia debe dar respuestas bíblicas a las necesidades del individuo, y proveer la guía de Dios para la vida, colocando al pastor en la tarea de comunicar la Palabra de Dios, conducir al rebaño en la voluntad de Dios y cuidar a las ovejas.

Creemos que la pastoral de la iglesia debe realizarse con Ciencia, con Inteligencia y con Pericia y que los pastores deben ser asistidos, auxiliados y equipados, tanto los que ya están en servicio, como las siguientes generaciones de pastores, instruyéndolos en los fundamentos bíblicos de la tarea pastoral y proveyendo oportunidades de capacitación práctica y profesional.

Creemos que los pastores deben tener cuidado de ellos mismos, que deben cuidar el rebaño de Dios, pero también que los creyentes debemos cuidar a los pastores, y que el ejercicio de este triple cuidado traerá salvación, y gozo en la tierra y recompensa en los cielos.

Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia. Jeremías
3:15

Eligió a David su siervo, Y lo tomó de las majadas de las ovejas; De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase a Jacob su pueblo, Y a Israel su heredad. Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos. Salmos 78:70-72

Hallé a David mi siervo; Lo ungí con mi santa unción. Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá. No lo sorprenderá el enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará; Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos, Y heriré a los que le aborrecen. Mi verdad y mi misericordia estarán con él, Y en mi nombre será exaltado su poder.
Salmos 89:20-24

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
1 Timoteo 4:16

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
1 Pedro 5:2-4

En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.
Filipenses 4:10