Desde que se publicó en el 2018 la primera edición del libro Comunidad Segura, he compartido en múltiples países con pastores y líderes, incluso con congregaciones. Y a lo largo de este recorrido he ido descubriendo principalmente aquellas virtudes comunitarias que necesitamos redimir en la iglesia para que volvamos a ser comunidades de Jesús que cuando nos reunimos, de manera organizada u orgánica, seamos la mejor expresión del amor y la gracia de Dios los unos a los otros, dando y recibiendo salud.
Una de esas virtudes comunitarias es "Paraklēsis", una palabra clave que describe el acompañamiento y el apoyo mutuo, especialmente en el contexto de la iglesia y del ministerio.
Paraklēsis tiene un profundo significado en el Nuevo Testamento, donde se asocia con el Espíritu Santo, el Parakleto, quien enviado por Jesús, viene a nuestro lado para acompañarnos en nuestra jornada en esta tierra como Abogado, Defensor, Consolador y Ayudador.
No me voy a expandir en este artículo sobre el Espíritu Santo como nuestro parakletos, pero si quiero señalar que así como el Espíritu Santo ha sido enviado a nuestro lado para ejercer el ministerio de la paraklēsis para con nosotros, los discípulos de Jesús nacidos de nuevo, también hemos sido llamados a ser parakletos para nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Históricamente le hemos atribuido este ministerio solo al Espíritu Santo, pero es tiempo de redimir esta virtud y ministerio que también es de la comunidad de fe, de la iglesia misma.
Pablo en su segunda carta a los corintios lo dice de esta manera:
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación [paraklēsis] , 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación [paraklēsis]con que nosotros somos consolados por Dios. 5 Así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación [paraklēsis]. 6 Pero si somos atribulados es para vuestra consolación [paraklēsis] y salvación; o si somos consolados es para vuestra consolación [paraklēsis] y salvación, la cual se realiza en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos. 7 Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación [paraklēsis].
2 Corintios 1:3-7
Aunque al español se traduce como consolación, paraklēsis es mucho más que consolación, es estar junto al otro en un acompañamiento intencional que proporciona cuidado, asistencia, fortaleza y ánimo mutuo. Si me permiten decirlo de esta manera, son comunidades parakleticas en las que sus miembros se ven como colaboradores del Espíritu Santo a favor de sus hermanos y hermanas.
Las conductas de una comunidad de paraklesis
Un parakletos es un abogado, un defensor, un consolador y un ayudador. Si tomamos estas características como referencia entones les propongo que reflexionemos sobre lo que podemos hacer unos por otros en una comunidad de paraklēsis:
Abogado
El Abogado es aquel que intercede en favor de otros, que defiende su causa, que se pone de lado de la persona que necesita ser representada.
En la comunidad de paraklēsis, nos apoyamos unos a otros en la oración, intercediendo por las necesidades, preocupaciones y desafíos de cada uno. Practicamos la defensa y la justicia entre nosotros, asegurándonos de que los demás sean escuchados y tratados con dignidad, especialmente en momentos de conflicto o injusticia.
En la práctica pastoral, este aspecto implica estar allí para los miembros de la congregación o el equipo ministerial, defendiendo su bienestar, su fe y su causa ante cualquier dificultad.
Defensor
El Defensor no solo aboga por la justicia, sino que también ofrece protección y consuelo. Es quien se presenta como un aliado para fortalecer a otros en momentos de vulnerabilidad.
En la comunidad de paraklēsis, cada miembro se convierte en defensor de los demás, mostrando compasión y apoyo en situaciones difíciles. También incluye ofrecer un espacio seguro para que las personas compartan sus luchas, sin miedo al juicio o al rechazo.
En la práctica pastoral, ser un defensor es también ofrecer palabras de aliento y guía práctica, asegurando que nadie esté solo en sus batallas espirituales o emocionales.
Consolador
El Consolador se asocia con la capacidad de traer paz, calma y ánimo cuando el sufrimiento es grande. El Consolador es quien está presente en el dolor y lo ayuda a llevar las cargas.
En la comunidad de paraklēsis, esto se traduce en acompañar a los demás en sus momentos más difíciles, ofreciéndoles consuelo no solo con palabras, sino también con presencia. Consolar también significa validar el dolor de los demás sin apresurarse a ofrecer soluciones rápidas, sino escuchando y siendo un apoyo emocional profundo.
En la práctica pastoral, esto incluye acompañar a los miembros de la iglesia que atraviesan tiempos de pérdida, enfermedad o decepción, siendo un refugio en esos momentos difíciles.
Ayudador
El Ayudador es quien ofrece su apoyo práctico, asistiendo a otros con sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. Es quien no solo habla sobre el apoyo, sino que lo lleva a cabo.
En la comunidad de paraklēsis, esto significa brindar ayuda práctica en momentos de necesidad, ya sea a través de recursos, tiempo o habilidades. Este aspecto puede manifestarse en ofrecer apoyo logístico o financiero, en trabajar juntos para realizar tareas que alivien a los demás, o en brindar enseñanzas que fortalezcan la vida espiritual de los demás.
En la práctica pastoral, los ayudadores facilitan el trabajo del liderazgo, apoyando en áreas prácticas que permiten a la comunidad funcionar de manera saludable.
¿Cómo todo esto se integra en una comunidad de paraklesis?
En una comunidad de paraklēsis, estas cuatro características funcionan como una red de apoyo mutuo. Cuando cada miembro actúa como abogado, defensor, consolador y ayudador, se crea un ambiente de cuidado profundo y multidimensional que refleja el corazón de Dios en medio de Su pueblo.
Cada uno de nosotros, como pastores, líderes y miembros, tenemos la oportunidad de vivir estos roles en la vida cotidiana de nuestra comunidad. Al ser conscientes de estas dimensiones, podemos ofrecer un acompañamiento que nutre y edifica a otros, reflejando el carácter de Cristo y la obra del Espíritu Santo, quien es nuestro Parakleto.
Al practicar estas virtudes, formamos relaciones de acompañamiento y apoyo en la vida en el ministerio que permite que cada ministro no solo sea visto, sino cuidado, guiado y fortalecido en su vida de servicio a Dios.
Acciones sugeridas para una comunidad de paraklēsis pastoral
Te animo a reflexionar sobre cuál de estas áreas (abogado, defensor, consolador, ayudador) necesita ser más practicada en tu vida personal y en la comunidad de fe que lideras, y dar pasos concretos para cultivarla y vivirla en los próximos días. Aquí les dejo algunas acciones prácticas para la pastoral de la iglesia:
¿Te inspiró esta reflexión?
Si este artículo te ha hecho pensar en la importancia de la paraklēsis en nuestras comunidades de fe, ¡tenemos algo emocionante para ti! Este año, lanzaremos Paraklēsis, un espacio único para pastores y líderes donde podremos compartir vivencias, apoyarnos mutuamente y crecer juntos.
Paraklēsis será un lugar seguro y confiable, donde pastores y ministros de la iglesia de Jesucristo podrán estar unidos, compartir vulnerabilidades y caminar en comunidad. A través de reuniones mensuales virtuales, lideradas por Daniel Prieto, director y fundador de Conexión Pastoral, trabajaremos en fortalecer la salud vivencial de cada líder.
Si te interesa ser parte de este espacio virtual, envíanos un mensaje a info@conexionpastoral.com escribiendo "Quiero más información sobre paraklēsis". ¡Nos encantaría que te unieras a este espacio de apoyo y crecimiento para aquellos que sirven en el ministerio!