Apocalipsis 2 y 3 “yo conozco tus obras”, esta es la expresión con la que el Señor Jesús comienza cada carta que le escribe a cada ‘ángel’ de cada una de las iglesias en Apocalipsis capítulos 2 y 3.
Si el Señor hoy escribiera una carta a los pastores y a las iglesias locales empezaría con las mismas palabras, él diría: – “yo conozco tus obras”. Esto significa que “nuestras obras” son importantes para el Dios de la iglesia, porque son “nuestras obras” las que manifiestan nuestro carácter y nuestro compromiso como ministros y como iglesia, y son “nuestras obras” las que completarán la gran comisión de predicar el Evangelio haciendo discípulos en todas las naciones.
Cómo pastor sirvo todos los días bajo la impresión de que Dios está prestando atención a lo que hago, y por consiguiente, yo mismo, vivo y sirvo prestando atención a lo que hago, conociendo lo que él quiere y espera de mí y de mi trabajo, buscando que mis obras sean celebradas y aprobadas por él.
En estos tiempo nos dedicamos a prestar atención a aquellos entre nosotros que tienen éxito en sus ministerios, y queremos que nos digan qué hacen para tener los resultados que tienen. Y no está mal. Pero es muy importante que lo que escuchamos y se nos sugiere para la tarea sea puesto en balanza, pesándolo con lo que el Señor Jesús dice.
Empecemos por reconocer que el Señor Jesús celebra que SUS ministros y SU iglesia hagan la tarea con paciencia, con resistencia, con sufrimiento, con esfuerzo, con fidelidad, con amor, con fe, con un espíritu de servicio, aumentando la cantidad de obras que hacen, aún en medio de las tribulaciones, con pobreza material y con poca fuerza, aborreciendo las obras que Dios aborrece, en el lugar más difícil para servir a Dios como lo puede llegar a ser donde está el mismo trono de Satanás. Pero también es importante entender que el Señor Jesucristo nos advierte que en medio ‘del hacer’ no debemos perder ‘el ser’, es decir, nuestra verdadera identidad en Dios. Al hacer la tarea de la Gran Comisión debemos siempre manifestar:
¿Nuestras obras como ministros de Jesucristo, y las obras de la iglesia que pastoreamos, manifiestan el fruto, el carácter, la vida y la pasión del Espíritu Santo que está en y con nosotros?
Es mi oración que seamos saturados de la presencia del Espíritu Santo, y que nuestras obras siempre agraden a Dios y cumplan la gran comisión.