Si hablamos de los beneficios de la unidad familiar, es importante identificar cuáles son los enemigos de esa unidad, que pueden minarla y destruirla.
Como hijo, padre y pastor he visto cómo tres enemigos se van metiendo sutilmente en nuestras vidas familiares, que si no somos intencionales en identificarlos y eliminarlos podemos terminar siendo víctimas de las estrategias del enemigo, dándonos cuenta demasiado tarde.
Podemos ver en la historia de Caín y Abel al enojo obrando para dividir a dos hermanos,
“Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante". (lee la historia completa en Génesis 4:1-10)
La triste historia de Caín asesinando a su hermano Abel, nos recordará siempre lo peligroso que es retener el enojo contra alguien de la familia. El enojo que se retiene en el corazón siempre termina por enfrentar a los miembros de la misma. Será por eso que Jesús fue tan fuerte en condenar el enojo cuando dijo: “oísteis que fue dicho: si matas eres culpable de juicio. Pero yo os digo: cualquiera que se enoja (llegar a exasperar) contra su hermano es culpable de juicio.” (Mateo 5:22)
La Biblia claramente enseña que no es inteligente enojarse con facilidad cuando dice que “el que fácilmente se enoja (respiración agitada por la pasión) hará locuras.” (Proverbios 14:17); y cuando dice que “no te apresures a enojarte porque el enojo (rabiar, estar indignado) reposa en el seno de los necios." (Eclesiastés 7:9). También es la Escritura la que advierte: “Airaos pero no pequéis. Nos se ponga el sol sobre vuestro enojo (llegar a exasperar)...quítese de vosotros toda ira (deseo hacia otro, excitación mental, pasión violenta, aborrecimiento).” (Efesios 4:26,31)
El enojo retenido siempre será una invitación a lastimar y producir muerte a otros en la casa. El enojo siempre pondrá a los miembros de la familia en espacios separados. Tenemos en la Biblia el ejemplo del hermano del hijo pródigo, el cual “se enojó y no quería entrar” a la casa donde estaba su hermano.
En la historia de Esaú y Jacob vemos como las preferencias separaron a esta familia,
Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; más Rebeca amaba a Jacob…" (Génesis 25:28)
En esencia todos somos diferentes. Cada uno de nuestros hijos es diferente. Tengo cuatro hijas y las cuatro son tan diferentes una de la otra. Fueron procreadas por el mismo papá y la misma mamá, fueron criadas con las mismas reglas y costumbres, compartieron casi las mismas experiencias, recibieron las mismas enseñanzas, pero son tan diferentes. Porque así es, a unos les gusta el campo y a otros les gusta quedarse en casa.
El problema es cuando los padres nos metemos en medio de la vida de nuestros hijos amando más a uno que al otro. Lo triste es que provocamos tanta división entre los hijos que en algunos casos, quizás recién de grandes, como lo eran Esaú y Jacob, pueden llegar a abrazarse y llorar juntos en reconciliación. Pero en otros casos tristemente los hermanos se van a la tumba sin nunca poder apreciarse y amarse, viviendo toda su vida con la amargura y el dolor que provoca la lucha silenciosa pero tan dañina de las preferencias familiares.
Las preferencias familiares siempre van a causar división y celos. Cuando los padres aman más a uno de sus hijos, es decir tienen mayor afecto por uno de ellos, porque se deleitan en su forma de ser y en sus cualidades que lo que se deleitan en el otro, acarrean una serie de acciones que tendrán sus consecuencias dañinas para ellos por mucho tiempo. Los padres se equivocan cuando comparan a sus hijos y se deleitan más en lo que hacen y en cómo es uno de ellos, despreciando o ignorando lo que el otro hace. Los padres se equivocan cuando aplauden a uno de sus hijos y critican al otro. Los pastores se equivocan cuando escogen prematuramente y por mera tradición a uno de sus hijos para continuar con el ministerio y descalifican al otro relegándolo a lo no ministerial.
Por último vemos como en la vida de David, su pecado trajo división y muerte a su familia. Su famosa descripción como varón conforme al corazón de Dios no fue quitada del relato bíblico ni de la historia, pero eso no significa que su pecado no trajo consecuencias a su vida terrenal. Dios permitió que quede registrado como advertencia para todos nosotros.
Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.” 2 Samuel 12:10-12
La Biblia dice claramente que el que dice que no comete pecado, hace a Dios mentiroso y la verdad no está en él. Pero cuando hablamos de pecados ocultos, y especialmente en los ministros, estamos hablando de esa brecha que se abre en un hogar que está sirviendo a Dios y que provocará tanta muerte emocional, espiritual y física en el hogar del ministro, como no podemos imagina.
David fornicó, asesinó y mantuvo en secreto su pecado. Todos reconocen a David, porque al tener un corazón conforme al corazón de Dios, cuando fue confrontado por el profeta Natán aceptó su pecado inmediatamente y se arrepintió. Pero qué dolor para la familia de David, quienes, por causa de su pecado, tuvieron que ser receptores de:
La buena noticia es que la palabra nos revela los enemigos y el Señor nos da al Espíritu Santo para obrar en nuestras vidas y familias y así traer vida, y vida en abundancia en cada área. Démosle lugar entonces, comenzando desde nuestro hogar como pastores.
¿Cómo combatimos la des-unidad que producen estos tres enemigos?
¿Qué hacemos cuando vemos el impacto de situaciones que parecerían insignificantes pero que hoy están trayendo muerte a nuestra casa?
Como pastores debemos ser conscientes que el diablo desea fervientemente dividir y destruir nuestra familia, así que si hemos fallado, arrepintámonos, que Dios es lento para enojarse y rápido en misericordia… y si estamos viviendo el fruto de errores, comencemos a buscar que el señor traiga redención y salvación a nuestra casa.
Te invito a leer el Salmo 130 - que nos recuerda la “abundante redención" que hay en Él.
Esperanza en que Jehová dará redención
Cántico gradual.
De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.
Señor, oye mi voz;
Estén atentos tus oídos
A la voz de mi súplica.
JAH, si mirares a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado.
Esperé yo a Jehová, esperó mi alma;
En su palabra he esperado.
Mi alma espera a Jehová
Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la mañana.
Espere Israel a Jehová,
Porque en Jehová hay misericordia,
Y abundante redención con él;
Y él redimirá a Israel
De todos sus pecados.
Este es uno de los temas que tocamos en el módulo de familia en la Escuela de Formación Pastoral - si eres pastor o líder y estás buscando capacitarte y entrar en un proceso de formación, ministración y sanidad (si es que ves que el ministerio parece haber traído más muerte que vida a tu casa), te invitamos a que te inscribas al próximo cohorte www.escuelapastoral.com - Dios no nos está llamando a sobrevivir al ministerio. Sino a saber vivir en él y así poder cumplir con su misión sobre la tierra.
¡Te esperamos!